Saturday, March 10, 2007

Casi dos siglos han transcurrido desde que el Libertador alerta a ésta, Nuestra América, que nuestro pueblo no es el europeo ni el americano del norte; que más es un compuesto de África y de América, que una emanación de Europa.

Poco caso hicimos a quién habló de un nuevo genero humano para decir lo que el gran mexicano Vasconcelos definiría como la raza cósmica. La que para Darcy Ribeyro poseía todas las taras y todas las virtudes de todos los hombres de la tierra.
Fuimos extranjeros en nuestra propia tierra mirándonos y juzgándonos a nosotros mismos con los ojos del conquistador.

Parecería ser que al fin lo estamos comprendiendo. Leopoldo Zea ya lo dijo: el hombre no llegará a un grado superior de desarrollo mientras no entienda la propuesta universal de que todos los hombres somos iguales, precisamente porque somos diferentes.

Señoras y señores, yo vengo del pequeño país equinoccial donde el hijo de un indio peruano y una mulata quiteña, Eugenio de Santacruz y Espejo, dio la clarinada de todos los precursores anunciando que sólo podremos ser libres si lo somos juntos. Y vengo de la tierra del más grande de todos los ecuatorianos, el General de hombres libres, Eloy Alfaro, quien aprendió a entender y amar a esta tierra nuestra en la biblioteca de Lima de la mano de don Ricardo Palma. Por eso mi compromiso es con la historia y mi responsabilidad con ustedes.
Al ser el primer ecuatoriano que asume esta responsabilidad, es mi deber decirle a ese gran hombre que fue Germánico Salgado que hoy con más decisión que nunca continuaremos construyendo su sueño Andino.

No podré yo jamás traicionar el sueño de la integración ni equivocar el camino que está siendo vigilado por todos los próceres y libertadores que nos dieron nacimiento.

Freddy Ehlers, discurso en la CAN , febrero 2007